lunes, 19 de mayo de 2008

El monje junto al mar



Quizás Caspar David Friedrich (1774-1840) mejor que ningún otro para comprender las características del Romanticismo, el movimiento cultural que se impuso en toda Europa desde finales del siglo XVIII y que vino a ser una respuesta totalmente antagónica a los presupuestos del Neoclasicismo. Como tantas veces pasa en el Arte, un movimiento sirvió de reacción contraria ante el movimiento inmediatamente anterior. Pasó con el Barroco respecto al Renacimiento, con el Neoclasicismo respecto al Barroco, y, esta vez, con el Romanticismo respecto al Neoclasicismo.

Frente a lo comedido, llegará lo apasionado. Frente a la razón, la pasión. Mundos misteriosos y la figura del hombre indefenso ante una naturaleza sublime e inabarcable. Como decimos, el alemán Friedrich es un buen ejemplo del Romanticismo en pintura. Hay que decir además que, el arte alemán, en general, tiene una carga expresiva que a lo largo de todas las épocas está marcada por un sentimiento melancólico y casi trágico de la vida. En este sentido, es fácil comprender que el Romanticismo encajó muy bien con la idiosincrasia del pueblo alemán. En esta maravillosa pintura, El monje junto al mar, Friedrich nos ofrece una visión de la naturaleza sumamente romántica. La figura del hombre aparece empequeñecida ante un inmenso mar sobre el que se sitúa un cielo nublado, gris ceniciento, que parece amenazar la propia existencia del religioso que pasea por la orilla. Esta visión de la naturaleza es propia de los románticos, como también los bosques tenebrosos y las ruinas medievales, que también se prodigan en la producción pictórica de Friedrich. Aunque hay obras quizás más conocidas, esta en concreto resulta sumamente interesante, porque además crea una composición bastante atrevida para la época, ya que los medios expresivos son mínimos. Si quitáramos la figura del monje, el cuadro se reduciría a un paisaje marino. Pero es que además, dicho paisaje estaría constituido, básicamente, por tres bandas de colores apagados, cuyo resultado, finalmente, es, por austero, sorprendemente cercano a la abstracción , aún a pesar de estar a principios del siglo XIX. No obstante, no debemos confundirnos: No se trataría en ningún caso de una obra abstracta, ya que la abstracción, por definición, no representa nada figurativo. En cualquier caso, esta bella pintura ha sido puesta en relación con el famoso Perro semihundido de Goya, que fue más lejos en sus planteamientos compositivos, si bien es algo posterior.

Friedrich. Hombre versus Naturaleza

No estaría de más deleitarse viendo obras de Friedrich acompañadas de buena música:



1 comentario:

Anónimo dijo...

me gusta el cierto misticismo de la obra la soledad que te inspira este cuadro te hace ver la majestuosidad de lo creado ante la pobreza del hombre.

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails