domingo, 8 de noviembre de 2009

Elogio de la Naturaleza


El escultor donostiarra Eduardo Chillida (1924-2002) es uno de los referentes en la historia de arte de la segunda mitad del siglo XX, y supone sin duda una de las cumbres escultóricas del arte español contemporáneo. Su obra es conocida a nivel internacional, tanto por parte de los especialistas como por gran parte del público, que reconoce fácilmente sus creaciones. Y ello es así porque la mayoría de sus obras pueden disfrutarse al aire libre, y ser tocadas, por expreso deseo del artista.

Uno de los mayores logros de la escultura del siglo XX fue el descubrimiento del vacío, como medio expresivo para construir composiciones, más allá de la reproducción mimética de la realidad. En este sentido, Chillida se inscribe dentro de la órbita de la escultura abstracta, influenciada por el constructivismo y, en su caso, con referencias a la poética del escultor rumano Constantin Brancusi .

Así, sus esculturas son estructuras casi arquitectónicas en las que las líneas curvas y las rectas establecen un diálogo constante en el que siempre triunfa el equilibrio, la quietud, el silencio. Diríase que se trata de un diálogo mudo, en el que se invita al espectador a reflexionar. Y esa reflexión casi siempre se establece en espacios abiertos cuidadosamente escogidos por el autor con objeto de que sus esculturas establezcan una relación con el paisaje, generalmente rural. Aunque observemos obras de carácter más urbano, como el Monumento a la Tolerancia de Sevilla, lo verdaderamente importante es la fusión con la naturaleza, algo que se ejemplifica, y de qué manera, en el Peine del Viento de San Sebastián, y, cómo no, en la hermosa obra que encabeza esta entrada, el Elogio del Horizonte, en Gijón. Compositivamente hablando, encontramos grandes paralelismos entre estas tres obras maestras. Pero otro punto que las conecta es, como decimos, ese homenaje continuo a la naturaleza, a la que enmarca dentro de unas obras en las que no sólo juega con los volúmenes, los vacíos y la incidencia de los fenómenos atmosféricos, sino también con la materia en sí, destacando el hierro y el hormigón, especialmente.

Poesía en la concepción de sus obras, poesía también en los títulos de las mismas, estamos sin duda ante uno de los creadores más personales de la escultura internacional del siglo XX. Un artista lleno de sensibilidad, que demuestra, en cada obra, un amor infinito por la naturaleza circundante.

"Yo soy de los que piensan, y para mí es muy importante, que los hombres somos de algún sitio. Lo ideal es que seamos de un lugar, que tengamos las raíces en un lugar, pero que nuestros brazos lleguen a todo el mundo, que nos valgan las ideas de cualquier cultura. Todos los lugares son perfectos para el que está adecuado a ellos y yo aquí en mi País Vasco me siento en mi sitio, como un árbol que está adecuado a su territorio, en su terreno pero con los brazos abiertos a todo el mundo. Yo estoy tratando de hacer la obra de un hombre, la mía porque yo soy yo, y como soy de aquí, esa obra tendrá unos tintes particulares, una luz negra, que es la nuestra."

Web del Museo Chillida Leku (Hernani, Guipúzcoa)


4 comentarios:

Antonio Martínez dijo...

Qué grande Chillida. Sus intervenciones en el esapcio abierto son espectaculares.

mangeles dijo...

¡¡¡Son preciosas¡¡¡ parecen parte del paisaje. Es más,..embellecen lo que parecía imposible de embellecer más...

Besos, Gonzalo

Gonzalo González dijo...

Mangeles y Antonio, me alegra saber que también os gusta Chillida!

Gracias por el ofrecimiento, Cristina. Me parece una genial idea. En cuanto pueda, quizás hoy, presentaré mi blog en dicho lugar.

Saludos!

Pilar dijo...

Gracias por enlazarme, he echo lo mismo. Me pasare por tu blog, tiene muy buena pinta :D

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